Entradas populares

sábado, 19 de febrero de 2011

TRISTE REALIDAD

La gestión del Medio Ambiente no es una actividad ajena a nuestra vida cotidiana, sino, y cada vez más, es también la gestión de nuestra propia casa, la única que tenemos y compartimos: la Tierra.


La preocupación por el Medio Ambiente forma ya parte de nuestra vida cotidiana. Y no sólo por la insistencia de los medios de comunicación, sino por la constatación de su implicación en numerosos sectores económicos que, finalmente, repercuten en nuestros bolsillos. Pocos desconocen que se subvenciona la compra de coches menos contaminantes, o de electrodomésticos de bajo consumo, de igual manera que somos conscientes de que el alto precio del combustible está ligado al progresivo descenso de las reservas petrolíferas cuyos perniciosos efectos se ven multiplicados por las maniobras especulativas y casi dictatoriales de las petroleras.
En consecuencia, lo que hasta no hace muchos años eran investigaciones exploratorias para establecer nuevas tecnologías destinadas a amortiguar la producción de CO2 o para conseguir nuevas fuentes energéticas alternativas a los hidrocarburos y al carbón, ahora constituye un sector imprescindible en los países avanzados, obligados a aplicar nuevos métodos de producción menos contaminantes y menos dependientes de una energía cada vez más cara. Prueba de la interrelación de sectores económicos y de la globalización creciente de la economía la tenemos en el anuncio de la CEE de liberar próximamente los cupos de producción lechera y de cereales a fin de mitigar el fuerte incremento de precios de los productos agropecuarios , que están agudizando los conflictos internos de países subdesarrollados ante la dificultad del acceso a la alimentación más básica.
En Cataluña, la interacción de alguno de estos factores también se percibe con nitidez, como es el caso de la crisis de la sequía, cuya gravedad ya no lo es tanto por la escasez de agua como por la pésima gestión del Tripartito. Sus entregas por capítulos casi diarios y sin que se vislumbre su final, nos evidencia el alto coste económico que conlleva cualquier error en la gestión del Medio Ambiente, cada vez más ligado a la actividad económica y, por tanto, finalmente, a nuestros bolsillos, bien directamente, bien vía impuestos.
En términos parecidos detectamos la gestión de otras problemáticas medioambientales, como es la preocupación en fabricar estudios que puedan justificar medidas tan peregrinas (y tan recaudatorias por las multas) como la limitación de velocidad a 80 Km/h, en la zona metropolitana, empeño sin duda mayor que el interés que muestra nuestra Generalitat en el mantenimiento de nuestros Parques Naturales, cuya inversión por hectárea está también a la cola de España y, lejos de corregirlo es de las pocas CCAA que la reducen, a pesar de alardear de consellers “ecologistas”.
Algo parecido sucede con la energía nuclear, por el momento la única que puede garantizar a nuestro país alta producción eléctrica sin generación de C02 y a costes razonables. Asistimos a un cambio de rumbo en países tan avanzados como Gran Bretaña e Italia entre otros que apuestan por esta solución , mientras el Gobierno de Zapatero, prisionero de sus propios dogmas, no se atreve siquiera a debatir la posibilidad de sustituir algunos de los casi obsoletos grupos nucleares que pronto se tendrán que clausurar, por otros nuevos, más seguros y eficaces. A nadie ha de extrañar pues la previsión de importantes subidas del recibo eléctrico que, sin duda notaremos a corto plazo en nuestra economía familiar y que empeorarán aún más la comprometida situación competitiva de nuestras empresas.  
La gestión de Medio Ambiente no es una actividad ajena a nuestra vida cotidiana, sino, y cada vez más, es también la gestión de nuestra propia casa, la única que tenemos, obligadamente compartida y que hemos dado en llamar “La Tierra”, una Tierra que tenemos la responsabilidad de mantener y cuidar para que generaciones futuras puedan tener en ella un habitat saludable.
  Autor: María del Carmen Delgadillo Estrada

No hay comentarios:

Publicar un comentario